sábado, 1 de junio de 2013

Sangre en sus labios

Sólo muere en sus sueños, sólo arden sus marcas.
Sólo sufre en silencio, sólo duele encontrarlas.
Palabras le sobran, prefiere callarlas.

Le sangran los labios, hay sangre en sus labios.
No está, no responde, le sangran los labios.
Las palabras que calla son sangre en sus labios.

El reloj no avanza, su angustia no descansa.
Los latidos no suenan, sus oídos se envenenan.
Y cuanto más oye, más duele, y más se envenenan.

Le sangran los ojos, hay sangre en sus ojos.
No mira, no llora, le sangran los ojos.
Miradas ausentes son sangre en sus ojos.

Poderosamente en pie, desgraciadamente dolida,
Inquietantemente inmóvil, sospechosamente seria,
Lastimosamente dulce, delicadamente herida.

Le sangran las venas, hay sangre en sus venas.
No ve, no se mueve, le sangran las venas.
Son cien mil excusas, es sangre en sus venas.

Todo se humedece, se inunda, desborda.
Se siente flotando, colapsa, se aleja.
Le extienden la mano,
se seca, desagua, su cuerpo se escurre
y el agua que escupe
también es sangre.

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